sábado, 23 de agosto de 2014

Ferguson y el asesinato de Mike Brown

En estos últimos días hemos podido ver cómo ha saltado la chispa en Ferguson, Missouri, por el asesinato del joven afroamericano de 18 años Mike Brown a manos del policía Darren Wilson. Es sabido que la violencia racista ejercida por la policía no es nada nuevo en EEUU, y que la segregación racial sigue latente.

Ferguson es una ciudad donde la policía y las instituciones locales están compuesta en su mayoría por personas blancas, frente a una población donde su mayoría es negra y vive por debajo del umbral de la pobreza. La comunidad negra, castigada y desamparada en su día a día, salió a la calle el 9 de Agosto en uno de esos momentos en los que el pueblo se cansa de la opresión y se revela.

Mike Brown, quien estaba a punto de empezar en la universidad, sufrió seis disparos, dos de ellos en la cabeza. Esto fue la chispa que desató las revueltas y movilizaciones de una comunidad harta de abusos. Pero lejos de calmar la rabia, la represión por parte de la policía aumentó en las calles, utilizando uniformes y armas militares cedidas por el Pentágono, quien provee a la policía del material militar que no se esté usando en ese momento si lo cree necesario. Esto provocó movilizaciones en otras ciudades de EEUU y que creciera la tensión en Missouri, ordenando la intervención de la Guardia Nacional por parte del gobernador Jay Nixon.

Pero no era una masa enfurecida que destrozaba todo a su paso con una violencia sin sentido la que salía a la calle, como cuentan los medios de comunicación. En las revueltas había personas politizadas y conscientes que lograban canalizar la rabia del pueblo hacia los responsables de la situación que se estaba viviendo, provocada por las desigualdades sociales del neoliberalismo capitalista vigente en EEUU y el racismo del que aún está infectada parte de la sociedad norteamericana, y esto era lo que más preocupaba a las autoridades. Aunque uno de los grandes factores era racial, en las movilizaciones y revueltas se podía ver gente de otras etnias, como por ejemplo grupos anarquistas formados en su mayoría por jóvenes blancos.

La brutalidad policial se ha saldado con más de setenta detenidos, dos heridos de bala, y el asesinato del joven de 25 años Kajieme Powell en los disturbios de la ciudad vecina de St. Louis. De momento la represión policial ha hecho que cesen las revueltas quedando algunas movilizaciones pacíficas que las autoridades saben que no irán a nada, pero seguiremos con los ojos puestos en EEUU para ver lo que sucede en estos próximos días.